Sábado, 24 de febrero de 2018 Sábado, 24 de marzo de 2018
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José Ortega (Arroba de los Montes, Ciudad Real, 1921 - París, 1990)
La tarea de Ortega como artista es la tarea de un hombre que busca solución a su propia lucha con la tierra.
Se que el pintor almacenaba en su menesteroso taller talismanes campesinos: cardos de Peñarroya, pedernales de Almendralejo, espigas de donde él nació, de Arroba de los Montes, lentiscos de Ronda, cuarzos tolerados, hojas de esparto de Mojacar. Ortega ha utilizado esos exvotos ibéricos como un filtro que aún podía hacer más justa y objetiva su plástica, humanizada representación de la desamparada tierra.
Si pienso ahora que Ortega ha interpretado con una magistral certidumbre la realidad física e histórica del campo es precisamente porque también pienso que y su hombría proceden de un mismo embrión campesino. De esa rigurosa coherencia entre su oficio de pintor y su profesión de hombre, se deriva una de las más útiles y fecundas lecciones del arte español contemporáneo.
La pintura de Ortega se ha realizado porque también se ha realizado su intrépido, doloroso, ejemplar programa de vida
José M. Caballero Bonald
(En el libro "Los Segadores", Col Ebro, Madrid, 1966. Edición numerada y firmada por el artista.